Enrique Roig de San Martin – la patria y los trabajadores (1889)




El movimiento anarquista cubano se remontan a la década de 1860, cuando ideas de mutualistas de Proudhon (anarquismo, volumen 1, 12 selecciones & 18) fueron popularizados en Cuba por Martínez saturninas. Una variedad de mutualista se formaron asociaciones de ayuda mutua y los trabajadores. De éstas un movimiento sindical comenzó a desarrollar. En la década de 1880, anarquistas, influenciados por el Socialismo libertario de las secciones antiautoritarias de la primera internacional (véase el volumen 1, capítulo 6) y la Federación de trabajadores de la región española (volumen 1, selección 36) ha tomado un papel activo en el movimiento sindical cubano, gracias en gran medida a la labor del semanario anarquista, El Productor, editado por Enrique Roig de San Martin (1843-1889). Alianza de los proto-sindicalista cubano trabajadores, inspirado por internacional Alianza de la democracia Bakunin de socialista, considera sindicatos órganos revolucionarios de la clase trabajadora que trataría de abolir el capitalismo independiente de cualquier partido político. Los anarquistas también fueron involucrados en la lucha contra la discriminación racial, un problema significativo en Cuba como oficialmente se abolió la esclavitud en 1886. En los siguientes extractos de El Productor, traducido por Paul Sharkey, Roig de San Martin responde a un artículo en el documento "liberal", El Pais, llamando a los trabajadores para apoyar la causa de la independencia cubana.

La patria y los trabajadores

No es porque somos "apto para cardíacos", no porque seamos "cabeza caliente" ni "por razones de carácter personal, a pesar de ser los hijos de esta tierra", que nos aleja "defendiendo la dignidad y la grandeza de Cuba".

El país debe saber que en actuar como lo hacemos nos pedirá únicamente por los dictados de conciencia honesto.

Esta tierra en que ha caído a nuestra suerte nacer posee atractivos grandes, muy grandes para nosotros, pero al mismo tiempo hemos pagado ferviente homenaje... "su dignidad y grandeza". En nuestros corazones, conocimiento que la grandeza de un país reside en la grandeza de sus habitantes ha causado que enmendemos nuestra opinión sobre la defensa de nuestra propia "dignidad y grandeza".

La continua gruñir de un vientre vacío, desgarrador ver niños hambrientos y desnudos y el horrible espectro de un cónyuge débil y sin derramamiento de sangre: Esta es la imagen que se ha presentado a nuestros ojos cada vez que hemos intentado mejorar las circunstancias de nuestros camaradas.

En vano, apostar todo en las alas de los sueños quiméricos, hemos pedimos el arte de la política en que parte de su repertorio acecha la solución a los conflictos económicos que nos tyrannizes. En vano, la única respuesta que hemos tenido es el silencio.

¿Cuál es más, mucho más, algunos bamboozler ha dado un paso adelante para responder, con la timidez de quien sabe que él es pronunciar una mentira: "Te pruebo, política le ayudará bajar los precios de los bienes de consumo, que equivale a recibir un aumento de salario que debe dejarle mejor apagado que estás en el momento."

Pero esto es sólo tanto sofisma. No es el caso de que los precios más bajos para los bienes de consumo son equivalentes a un aumento en la remuneración, para este último siempre está ligado a la primera, subiendo y bajando como el costo de vida sube o baja.

En ese momento que tenemos en nuestra estadística concluyente de posesión y de estudios que no dejan lugar a dudas. El hecho es que apenas podría ser de otra manera, desde elevar el parto circunstancias folklóricas a cómodo equivaldría a las clases dominantes, cortando su propia garganta.

Inevitablemente, por lo tanto, estamos atrapados por toda la eternidad en un círculo vicioso, siempre y cuando se deja a la política a los caprichos de la fortuna y la manera en que operamos.

¿Pero, teniendo sentado este es el argumento, y concesión que estábamos lograr una caminata en pagar algún día, aunque ni siquiera indirectamente, a través de política, debe el todo y la quintaesencia de nuestras aspiraciones? Ciertamente no.

Siendo asalariados, depende de un salario, nuestra "dignidad y grandeza" deben estar a merced de quienes viven de nuestro sudor; y — al menos en la medida que entendemos el significado de la palabra — no se digna para que nuestros esfuerzos ser dirigido hacia el mantenimiento de un orden que nos mantiene en la degradación.

Es por ello que no queremos que ningún camión con política, por eso instamos a nuestros compañeros a mantenerse separado de ella tanto como son capaces de y para formar un partido esencialmente obrero, cometido única y exclusivamente a la defensa de sus propios intereses.

Pero, la patria! …Ah, la patria! "La dignidad y la grandeza" de la tierra que te dio a luz!
Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de la grandeza de la patria? Entendemos su independencia! Precisamente! Salvo que, como todo en la política es simplemente un abuso de las palabras.

¿Consiste la independencia de nuestra patria en su tener un gobierno propio, ella no es responsable ante cualquier otras naciones, etc., etc., a pesar de que sus hijos someterse a la esclavitud más degradante? ¿Puede existir la patria sin sus hijos? ¿O una patria digna, grande, feliz e independiente puede incluir a los niños que son esclavos?

No podemos aceptar esta interpretación.

Sostenemos que la patria se compone de sus hijos, y que no existe libertad para la patria si algunos de sus hijos siguen siendo esclavos; es de poca consecuencia si el maestro esclavo es un extranjero o un conciudadano; el resultado es el mismo. Esclavitud! Algunos pueden decir: ¿dónde está la esclavitud? ¿Que el estigma no ha sido borrado de nuestras frentes una vez por todas?

Seguro. Ya no encontrará entre nosotros un esclavo con una piel de marca, su carne continuamente desgarrado por las colas ponderadas de un látigo brutal esgrimida por supervisores de opacar-witted, los secuaces degradados de las ambiciones de los poderosos.
Pero eso no significa que la esclavitud ha finalizado; muy lejos de ello; es tan poderoso y tan vigoroso como siempre, salvo que ha cambiado su forma. ¿Es no lo que representa el "Reglamento y carta de la organización de servicio doméstico en esta isla"?

El artículo 16 de la mencionada dice Reglamento lo siguiente:

"Ningún siervo puede ausentarse de su residencia en cualquier diligencia personal, sin la correspondiente deje de su maestro, so pena de un peso un fino."

Y artículo 21 del Reglamento dice:

"Un siervo debe sin empleo a más de un mes, se considerará despedido de servicio; y, fallara a amueblar debida evidencia de que él es que navegaban otro oficio, o tiene otros medios de sustento, se considerará un vagabundo. "

No sea demasiado largo arrastre este artículo, vamos a abstenerse de ofrecer comentarios e instar a El Pais para hacerlo en nuestro lugar, ya que hasta ahora se ha dicho ni una sola palabra en este sentido, tal es su liberalidad! El resto del Reglamento es de la misma calaña.
Además de todo esto, entendemos perfectamente la razón detrás de la política en cuanto a ciertas clases de la sociedad. Por cualquier medio que piensan más fáciles, cada uno de ellos busca una manera de vivir de forma independiente; y así encontramos el capitalista metido en la política conservadora, así como aquellos con suficiente ingenio para chispa y brillo incursionar en la política liberal, tanto sentimiento como esclavos en un montaje que es inadecuado para sus aspiraciones.

Pero nos dejan, para cuando todo está dicho y hecho depende de ellos para activar situaciones en beneficio propio.

En cuanto a nosotros mismos, seremos los esclavos — como siempre — no importa qué sistema político se ponga en práctica.

No podemos los trabajadores tampoco deberíamos ser otra cosa que los socialistas, socialismo estos días es lo único que de pie a la regla burgués que nos ha esclavizado.
Hablándonos de patria y libertad es una pérdida de tiempo a menos que comienzan por garantizar nuestra independencia como individuos; no estamos a punto de redimir la patria mientras somos todos esclavos de izquierda.

La medida de la independencia de la patria puede medirse por la cantidad de independencia disfrutada por sus hijos, y, como ya hemos dicho, no puede ser Patria libre mientras sus hijos son esclavos.

Enrique Roig de San Martin

El Productor, (la Habana) 12 de mayo de 1889

Anarquismo en Cuba




El anarquismo como movimiento social mantuvo una gran influencia entre la clase trabajadora de Cuba durante el siglo XIX y principios del siglo XX. El movimiento cobró fuerza especialmente tras la abolición de la esclavitud en 1886, hasta que fue reprimido primero en 1925 por el presidente Gerardo Machado y finalmente por el gobierno marxista de Fidel Castro tras la revolución cubana a finales de los años 50. El anarquismo cubano se inclinó principalmente hacia el anarcocolectivismo de Mijaíl Bakunin, y posteriormente, hacia el anarcosindicalismo. El movimiento obrero en América Latina, y por extensión también en Cuba, estuvo en sus comienzos más influenciado por el anarquismo que por el marxismo.

Época colonial

A mediados del siglo XIX, la sociedad cubana estaba altamente estratificada, consistiendo en una clase dirigente de criollos españoles propietarios de plantaciones de tabaco, azúcar y café, una clase media de trabajadores de las plantaciones negros y españoles, y una clase baja de esclavos negros. Los escalones más altos de la sociedad estaban también profundamente divididos entre los criollos y los españoles peninsulares, con los españoles altamente beneficiados por el régimen colonial. Cuba era una colonia española, aunque había movimientos por la independencia, por la integración en los Estados Unidos, y por la integración con España. Las raíces del anarquismo se vieron por primera vez en 1857, cuando se fundó una sociedad mutualista proudhoniana. Tras ser introducido a las ideas de Pierre-Joseph Proudhon por José de Jesús Márquez, Saturnino Martínez (un asturiano emigrado a Cuba) fundó el periódico La Aurora en 1865. Dirigido a los trabajadores tabacaleros, incluía las primeras advocaciones de sociedades cooperativas en Cuba. Durante la Guerra de los Diez Años, entre los insurgentes contra España se incluían expatriados procedentes de la Comuna de París, y otros influenciados por Proudhon, incluyendo a Salvador Cisneros Betancourt y a Vicente García González.

Desarrollo inicial del movimiento

Para la década de 1880 se manifiesta la primera influencia explícitamente anarquista, cuando José C. Campos establece enlaces entre Cuba y anarquistas españoles que operaban en Barcelona, importando panfletos y periódicos anarquistas. Al mismo tiempo, muchos anarquistas españoles emigraron a Cuba, y se convirtió en algo muy común entre los trabajadores el leer literatura anarquista en voz alta en las factorías tabacaleras, de ese modo ayudando ampliamente a la diseminación de las ideas anarquistas entre los trabajadores. Durante la década de 1880 y hasta comienzos de la década de 1890, los anarquistas cubanos apoyaron un método anarcocolectivista de organización y acción similar al de la Federación de Trabajadores de la Región Española, siguiendo una línea de "a cada cual según su contribución", en oposición al "[[De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad|a cada uno según su necesidad" de los anarcocomunistas.

 
Enrique Roig San Martín.

Enrique Roig San Martín fundó el Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas en 1882, para defender la organización del trabajo y distribuir literatura de anarcocolectivistas de España. El centro tenía una política estricta, aceptando a todos los cubanos, sin tener en cuenta su posición social, tendencia política, o diferencias de color. El mismo año, la Junta Central de Artesanos se fundó siguiendo la declaración de Roig San Martín de que "ningún gremio ni organización de la clase trabajadora debería estar atada a los pies del capital". Roig San Martín escribió para El Boletín del Gremio de Obreros, y para el primer periódico explícitamente anarquista en Cuba, El Obrero, que fue fundado en 1883 por demócratas republicanos pero que rápidamente se convirtió en portavoz de los anarquistas cuando Roig San Martín tomó el puesto de editor. Fundó entonces El Productor en 1887. Además de San Martín, El Productor tenía escritores en las ciudades cubanas de Santiago de las Vegas y Guanabacoa, y en las ciudades de Tampa y Cayo Hueso en Florida, y publicó artículos reimpresos del periódico en lengua francesa Le Revolté y en La Acracia de Barcelona.

Fundada en 1885, la organización Círculo de Trabajadores se concentró en actividades educacionales y culturales, hospedando una escuela laica para 500 estudiantes pobres y mítines para grupos de trabajadores. Al año siguiente, líderes del Círculo (con Enrique Creci a la cabeza) formaron un comité de ayuda para obtener fondos para los problemas legales de ocho anarquistas de Chicago que habían sido culpados de asesinato en relación con la revuelta de Haymarket. En mes y medio, el comité había conseguido aproximadamente 1.500 dólares estadounidenses para la causa. Además, unos días antes de las ejecuciones de los anarquistas, el Círculo organizó una demostración de 2.000 personas en La Habana para protestar contra la decisión del estado de llevar a cabo las ejecuciones. El Círculo y El Productor fueron ambos multados, el periódico por una editorial escrita por Roig San Martín sobre las ejecuciones, y el Círculo por mostrar una pintura que conmemoraba la ejecución. El gobierno colonial también prohibió las demostraciones que deberían mantenerse cada año en aniversario de la ejecución.

Fortalecimiento de la organización y la acción

La primera organización explícitamente anarquista, la Alianza Obrera, fue fundada en 1887. Esta organización participó junto con la Federación de Trabajadores de la Habana y El Productor en el primer Congreso Obrero de Cuba, que tuvo lugar el 1 de octubre de 1887. Al congreso atendieron principalmente trabajadores tabacaleros, aunque no exclusivamente. Fue emitido un "dictum" marcando seis puntos:

Oposición a todos los vestigios de autoridad.
Unidad entre las organizaciones de trabajadores a través de un pacto federativo.
Completa libertad de acción entre todos los grupos.
Cooperación mutua.
Solidaridad entre todos los grupos.
Prohibición dentro de la federación de todas las doctrinas políticas o religiosas.

Saturnino Martínez desaprobó el resultado del congreso, favoreciendo ideas de organización más reformistas. Esto condujo a una rivalidad entre él y Roig San Martín y la división de los sindicatos en dos bandos.

Pronto tras el congreso, los trabajadores tabacaleros inician una serie de huelgas en tres factorías, una de las cuales duró hasta el final de noviembre. Más tarde, en el verano de 1888, las huelgas de los trabajadores tabacaleros llevan a un paro patronal de los propietarios en más de 100 factorías. El Círculo de Trabajadores organiza una colecta para apoyar a los trabajadores en paro forzoso, yendo tan lejos como para enviar representantes a Cayo Hueso, en Florida, para solicitar donaciones de trabajadores tabacaleros estadounidenses. En octubre fue finalizado el paro patronal con los propietarios de las factorías acordando reunirse con los trabajadores para llevar a cabo negociaciones. El resultado de esta situación fue tan favorable para la Alianza Obrera que el sindicato vio aumentar su número de miembros desde los 3.000 hasta los 5.000 en los siguientes seis meses, convirtiéndose así en el sindicato más fuerte de Cuba. Al año siguiente, Roig San Martín muere a los 46 años de edad, unos días después de ser liberado de prisión por el gobierno colonial español; a su funeral asisten supuestamente unas 10.000 personas afligidas. Solo unos meses después, en respuesta a un paro patronal/huelga en la industria tabacalera, el jefe colonial Manuel Salamanca y Negrete cerró el sindicato de fabricantes, la Alianza Obrera y el Círculo de Trabajadores, aunque se permitió a las cuatro escuelas mantenidas por el Círculo mantenerse abiertas, y el Círculo en su totalidad obtuvo permiso de la nueva administración para reabrir al año siguiente.

La respuesta del gobierno y la Guerra de la Independencia

 

Portada de El Productor conmemorando los incidentes de Haymarket

La primera celebración del 1 de mayo en Cuba se llevó a cabo en 1890, y consistió en una marcha seguida de un mitin en el que hablaron 18 anarquistas. En los días siguientes, las huelgas de trabajadores en muchas industrias llevaron al gobierno colonial a cerrar de nuevo el Círculo de Trabajadores, anulando la decisión al enfrentarse con un manifiesto de protesta firmado por 2.300 trabajadores. Más tarde ese mismo año, once anarquistas fueron juzgados por el asesinato de Menéndez Areces, director de la moderada Unión Obrera. Aunque los once fueron considerados inocentes, el capitán general Camilo García Polavieja usó la situación como pretexto para clausurar El Productor, y para la represión de los anarquistas en general. En 1892, fue celebrado otro congreso de trabajadores en el que se reconfirmaron sus principios anarcosindicalistas y se expresó solidaridad con las mujeres de la clase trabajadora (una idea nueva dentro de una clase trabajadora formada fundamentalmente por hombres, que sentían que debían competir con las mujeres por el puesto de trabajo), declarando: "Es una necesidad urgente no olvidarse de las mujeres, que comienzan a llenar los talleres de muchas industrias. Son empujadas por la necesidad y por la codicia burguesa a competir con nosotros. No podemos oponernos; ayudémoslas." Sin embargo, el resultado de esto fue la supresión por parte del gobierno del movimiento mediante la deportación, el encarcelamiento, la suspensión del derecho de libre asociación, y el cierre de las oficinas centrales de las organizaciones para sofocar los esfuerzos organizativos.

Durante la Guerra de Independencia cubana, los anarquistas se unieron a otros miembros del movimiento sindical para distribuir propaganda a los soldados españoles, instándolos a no oponerse a los separatistas, y a unirse a la causa anarquista. Algunos años antes, los anarquistas habían adoptado las ideas propugnadas por los anarquistas españoles de organización no solo en sindicatos, sino también formando grupos anarquistas para educar a la gente y cometer violentos actos contra el estado conocidos como "propaganda por el hecho", que conllevaron a la Guerra de Independencia. Los anarquistas colocaron bombas que destruyeron puentes y tuberías de gas, y contribuyeron al fallido intento separatista de asesinar al capitán general Valeriano Weyler en 1896. Esto condujo a una mayor represión del gobierno contra los anarquistas, cerrando la Sociedad General de Trabajadores (que creció fuera del Círculo), realizando deportaciones masivas de activistas, e incluso prohibiendo la lectura en los puestos de trabajo.

Comienzos del siglo XX

 

Francisco Ferrer Guardia, anarquista catalán cuya teoría educacional inspiró el establecimiento de escuelas por parte de los anarquistas cubanos.

Tras la Guerra Hispano-Estadounidense, que otorgó a Cuba su independencia de España, muchos anarquistas estaban insatisfechos con las condiciones que persistían. Citaban condiciones que eran perpetuadas por el nuevo gobierno, como la supresión de los movimientos sindicales, las ocupaciones estadounidenses, y la insatisfacción con el sistema escolar. Para 1899, los trabajadores anarquistas se habían reorganizado, bajo la Alianza de Trabajadores. Para septiembre de este año, cinco de los grupos organizadores habían sido arrestados, tras una huelga de albañiles que se extendió a todos los oficios de la construcción. Durante este tiempo, el organizador anarquista Errico Malatesta visitó Cuba, dando discursos, y entrevistas a varios periódicos, pero los compromisos de sus siguientes conferencias fueron pronto obstaculizados por el gobernador civil Emilio Nuñez. En torno a 1902-03, los anarquistas y otros organizadores sindicales comenzaron intentos para organizar la industria del azúcar, entonces la mayor industria de Cuba. Pero los propietarios respondieron rápidamente, y dos trabajadores fueron asesinados, con los crímenes nunca resueltos.

Los activistas anarquistas también centraron mucha de su energía hacia la preparación de la sociedad para la revolución social a través de la educación. Los anarquistas dirigieron escuelas infantiles para contrarrestar a las escuelas católicas y a las escuelas públicas, creyendo que las escuelas religiosas eran el anatema de sus ideas de libertad, y que las escuelas públicas eran demasiado a menudo usadas para inculcar ideas de "nacionalismo patriótico" y desanimar el pensamiento libre en los niños. En números de ¡Tierra!, un periódico anarquista semanal (publicado desde 1899 hasta 1915, sacando más de 600 números), los escritores denunciaron el requerimiento de la escuela pública de presentar lealtad a la bandera cubana, y animaban a enseñar a los niños que la bandera era un símbolo de "inclinaciones cerradas y divisivas". Los anarquistas alegaban que los estudiantes matriculados en dicha educación se convertirían en "carne de cañón" en un conflicto entre los líderes de los partidos liberal y conservador en 1906, que provocó la intervención y ocupación de Cuba por los Estados Unidos hasta 1909. Aunque los anarquistas habían dirigido escuelas desde aquellas del Círculo de Trabajadores, no fue hasta 1906 cuando las escuelas empezaron a tomar un rumbo menos tradicional. En 1908, los anarquistas incluyeron un menifiesto en números de ¡Tierra! y La Voz del Dependiente, llamando al establecimiento de escuelas modeladas de forma similar a la Escuela Moderna de Francisco Ferrer Guardia.

Represión y actividad sindical

En 1911, tras una huelga sin éxito de los trabajadores tabacaleros, panaderos y carreteros, todos apoyados por ¡Tierra!, el nuevo secretario gubernamental, Gerardo Machado, deportó a muchos anarquistas españoles y encerró a muchos anarquistas cubanos. La política represiva instituida en este periodo continuaría durante 20 años. Después de que Mario García Menocal se hiciera con el control del gobierno cubano en 1917, varias huelgas generales fueron recibidas con violencia por parte del estado. Varios organizadores anarquistas fueron asesinados por el estado, incluyendo a Robustiano Fernández y a Luis Díaz Blanco. Sin embargo, los anarquistas respondieron con la misma moneda con sus propios actos violentos. A tiempo, un grupo de 77 personas que el gobierno había denominado como "mafia anarcosindicalista" fueron deportados a España. Del mismo modo, las publicaciones anarquistas fueron prohibidas (habiendo sido ¡Tierra! cerrada en 1915), y el Centro Obrero anarquista fue obligado a cerrar. Tras el Congreso anarquista de 1920 en la Habana, tuvieron lugar varios bombardeos, incluyendo uno en el Teatro Nacional cuando se encontraba actuando Enrico Caruso, que ganaba entre 15 y 20 veces el salario anual de un trabajador medio cubano con cada actuación individual. Al año siguiente, Menocal perdió el control del gobierno, que pasó a Alfredo Zayas y Alfonso, conduciendo a una proliferación de la actividad anarquista. El grupo de ¡Tierra! comenzó a publicar libros y panfletos, y al menos se publicaban otros seis periódicos anarquistas regulares.

En este tiempo, los anarcosindicalistas estaban todavía a la cabeza del movimiento obrero en Cuba. Sin embargo, aunque las industrias marítima, ferroviaria, de restauración y tabacalera eran controladas por anarquistas organizados, no fue hasta 1925 cuando una gran federación anarquista fue organizada con éxito por los trabajadores. Similar a la Confederación Nacional del Trabajo de España, los miembros no anarquistas de la Confederación Nacional Obrera Cubana eventualmente formaron el Partido Socialista Popular en agosto de 1925. Para este tiempo, muchos anarquistas (incluyendo a Alfredo López y a Carlos Baliño) habían sido barridos por la excitación sobre la Revolución rusa, y se habían convertido en partidarios de formas mas autoritarias de organización. Muchas huelgas tuvieron lugar durante el otoño de 1925, y el gobierno, de nuevo bajo el liderazgo de Machado, fue rápido en la supresión del movimiento laboral. Varios líderes sindicales fueron fusilados, y varios cientos de anarquistas españoles fueron deportados en un mes. Machado afirmó: "Tenéis razón; yo no se lo que es el anarquismo, lo que es el socialismo, lo que es el comunismo. Para mi todos son lo mismo. Todos son malos patriotas". Alfredo López, entonces secretario general de la CNOC, fue arrestado primero en octubre de 1925, y animado a unirse al gobierno, seguido de un segundo arresto en julio de 1926. Estaba "desaparecido" en este momento, apareciendo su cuerpo en 1933, tras la caída del gobierno de Machado.

Reorganización tras la partida de López y los españoles

 

Bandera del Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro, una organización contraria a Fulgencio Batista que reclutó a muchos anarquistas cubanos en los años 50.

Con la falta de López, el control sobre el CNOC estaba en pugna entre los anarquistas y los comunistas. Para 1930-31, el CNOC había sido tomado por los comunistas, con los anarquistas siendo enviados a la policía, todavía bajo el control de Machado. Muchos de los anarquistas españoles implicados decidieron volverse a España. Siguiendo la aprobación por el nuevo gobierno de una ley por la cual al menos la mitad de los empleados de un patrón debían haber nacido en Cuba, un gran número de anarquistas de Cuba nacidos en España fueron forzados por la necesidad económica a regresar a España, lo que menguó ampliamente la influencia del movimiento anarquista en Cuba. Sin embargo, pronto fue fundada la Juventud Libertaria por una generación más joven de anarquistas, y para 1936, tras el comienzo de la Guerra Civil española, los anarquistas cubanos habían fundado la Solidaridad Internacional Antifascista (SIA), para ayudar en el envío de dinero y armas a la CNT y la Federación Anarquista Ibérica. Muchos anarquistas nacidos en Cuba fueron a España a unirse a la lucha, junto con muchos anarquistas nacidos en España exiliados de Cuba.

Con los derechos garantizados por la constitución cubana de 1940, los anarquistas pudieron organizarse de nuevo con un menor riesgo de muerte o deportación. La SIA y la Federación de Grupos Anarquistas de Cuba se autodisolvieron, formando sus miles de miembros la Asociación Libertaria de Cuba. La ALC mantuvo el Primer Congreso Nacional Libertario en 1944, eligiendo un secretario general, y un secretario organizativo. Fue seguido por un segundo congreso en 1948, en el que el anarquista alemán Augustin Souchy pronunció el discurso inaugural. También se eligió un órgano de propaganda oficial para la ALC, Solidaridad Gastronómica, que fue publicado de forma mensual hasta su clausura por el gobierno de Castro en diciembre de 1960. Se celebró un tercer congreso en 1950, centrándose fuertemente en mantener el movimiento obrero apolítico y libre de interferencia por parte de los políticos y los burócratas. A mediados de los años 50, Fulgencio Batista estaba de nuevo en el poder tras un golpe de estado con éxito. Muchos anarquistas se unieron a los grupos guerrilleros que luchaban contra el gobierno de Batista, incluyendo al Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro, que llevó a Batista a huir de Cuba el último día de 1958.

Período postrevolucionario

1960-1961

Durante los primeros días tras tomar el poder, Castro expulsó a conocidos anarcosindicalistas de la Confederación de Trabajadores de Cuba. Debido a esto, y por una sospecha general hacia los gobiernos, el consejo nacional de la ALC publicó un manifiesto denunciando al gobierno de Castro y sus acciones. El periódico Solidaridad Gastronómica también denunció su descontento con el gobierno, diciendo que era imposible que un gobierno fuera "revolucionario". En enero de 1960, la ALC decidió en asamblea, pedir apoyo a la Revolución Cubana, declarando al mismo tiempo su oposición a los totalitarismos y las dictaduras. A finales de año, el periódico del grupo (Solidaridad Gastronómica) sería cerrado por el gobierno. El número final conmemoraba la muerte del anarquista español Buenaventura Durruti, y contenía un editorial declarando que las "dictaduras del proletariado" eran imposibles, opinando que ninguna dictadura podía pertenecer al proletariado, tan solo dominarlo.

Durante el verano de ese mismo año, el anarquista alemán Augustin Souchy fue invitado por el gobierno de Castro para inspeccionar el sector agrario. No quedó impresionado con lo que se encontró, y declaró en su panfleto Testimonios sobre la Revolución Cubana que el sistema era demasiado similar al modelo soviético. Tres días después de la partida de Souchy de Cuba, la tirada completa fue incautada y destruida por el gobierno. Sin embargo, una editorial anarquista argentina republicó el panfleto al siguiente diciembre. Aproximadamente al mismo tiempo, la ALC, alarmada por el movimiento del gobierno de Castro hacia una forma de gobernar marxista-leninista, publicó una declaración, bajo el nombre Grupo de Sindicalistas Libertarios para prevenir reacciones contra los miembros de la ALC. El documento declaraba oposición al centralismo, a las tendencias autoritarias, y al militarismo del nuevo gobierno. Tras la denuncia del documento por parte del secretario general del Partido Comunista Cubano (PCC), los anarquistas fracasaron en su búsqueda de un impresor que publicara una reacción a la denuncia. La publicación El Libertario publicó su última edición ese verano.
Siguiendo estas acciones, muchos anarquistas eligieron pasar a la clandestinidad, recurriendo a la "acción directa clandestina" como su único medio de lucha. Según el anarquista cubano Casto Moscú, "un número infinito de manifiestos fueron escritos denunciando los falsos postulados de la revolución de Castro y llamando al pueblo a oponerse a ella... se pusieron en marcha planes para sabotear las cosas básicas que sustentaban al estado". Después de que Manuel Gaona Sousa, uno de los fundadores de la ALC y antiguo anarquista, hiciera público un manifiesto apoyando al gobierno, y declarando "traidores" a todos aquellos que se oponían al gobierno, Moscú y otro anarquista, Manuel González, fueron arrestados en la Habana. Cuando fueron liberados, ambos fueron inmediatamente a la embajada mexicana, donde fueron aceptados. Finalmente, ambos viajaron de México a Miami, Florida, donde se reunieron con muchos de sus compañeros cubanos.

Exilio

A partir de mediados de 1960, pero acelerándose ampliamente en el verano de 1961, un gran número de anarquistas cubanos emigraron a los Estados Unidos. Ese verano, en Nueva York, el Movimiento Libertario Cubano en el Exilio fue formado por algunos de esos exiliados, entrando en contacto con anarquistas españoles exiliados tras la Guerra Civil española, que también vivían en Nueva York. Entraron también en contacto con Sam Dolgoff y la Libertarian League, con sede en Nueva York. Rápidamente, fueron recibidas donaciones de todo el mundo para los anarquistas cubanos exiliados. Sin embargo, tras la publicación del manifiesto de Gaona, las donaciones se acabaron pronto, ya que muchos anarquistas en otros países fueron convencidos por los argumentos de este documento. Como respuesta al amplio efecto de este manifiesto, el MLCE publicó el Boletín de Información Libertaria con el apoyo de la Libertarian League y el periódico de la Federación Libertaria Argentina. Entre muchos otros, la FLA publicó un ensayo de Abelardo Iglesia titulado Revolución y Contrarevolución que manifestaba las diferencias que los anarquistas cubanos veían entre las revoluciones marxista y anarquista: "Expropiar a las empresas capitalistas, entregándoselas a los trabajadores y técnicos, ESTO ES LA REVOLUCIÓN. Pero convertirlas en monopolios estatales en los cuales el único derecho del productor es obedecer, ESTO ES LA CONTRA-REVOLUCIÓN".

Mientras los cubanos exiliados en los Estados Unidos estaban intentando conseguir fondos para apoyar a los anarquistas encerrados en prisión en Cuba, el MLCE fue denunciado por anarquistas estadounidenses y de otros países como marionetas de la CIA, y "meros anticomunistas". El periódico anarcopacifista Liberation publicó artículos a favor de Castro, lo que conllevó protestas del MLCE y la Libertarian League delante de sus oficinas. Pero en 1965, el MLCE envió a Iglesias a Italia para presentar el caso contra Castro ante la Federazione Anarchica Italiana (FAI). La FAI quedó convencida, publicando condenas en periódicos anarquistas italianos tales como Umanità Nova, y recolectando firmas de condena de la Federación Libertaria Argentina, la Federación Libertaria Mexicana, la Anarchist Federation of London, la Sveriges Arbetares Centralorganisation, la Federación Anarquista Francófona, y el Movimiento Libertario Español.

A pesar de las denuncias de organizaciones y periódicos anarquistas de todo el mundo, la opinión empezó a cambiar en 1976, cuando Sam Dolgoff publicó su libro The Cuban Revolution: A Critical Perspective. Además, en 1979, el MLCE comenzó la publicación de una nueva revista titulada Guángara Libertaria, republicando el artículo de Alfredo Gómez The Cuban Anarchists, or the Bad Conscience of Anarchism. En 1980, el MLCE y Guángara Libertaria apoyaron la evacuación masiva de cubanos de Cuba después de que muchos disidentes cubanos ocuparan la embajada peruana en la Habana. Muchos de aquellos que habían abandonado Cuba en esta época se unieron al colectivo editorial de Guángara. Para 1985, el colectivo tenía corresponsales por todo el mundo, incluyendo México, Hawái, España, y Venezuela. La revista llegó a una tirada de 5.000 ejemplares en 1987, convirtiéndose en el periódico anarquista de mayor circulación en los Estados Unidos. Sin embargo, en 1992, el colectivo cesó la publicación de GL, aunque muchos de sus miembros continuaron publicando escritos.

"Cuba, el socialismo y la libertad: una visión desde el anarquismo" de Daniel Barret

Cuba, la revolución que no fue


El régimen cubano suscita pasiones por doquier, a favor y en contra, la mayor parte de las veces sin posibilidad de matizar entre los dos extremos. Los comunistas originados en Marx, a pesar de haber visto fracasar una y otra vez su doctrina "científica" y su praxis política, encuentran nuevas referencias -ahí está el inefable Chávez y su anacrónico populismo bolivariano- y persisten en algunas viejas, como es el caso de la cubana, a pesar de su negación de la libertad en todos los ámbitos de la vida -por otra parte, común en todas las dictaduras comunistas creadas en el siglo XX-.

Si los anarquistas cubanos participaron activamente, como es lógico, en la lucha contra la dictadura de Batista, pronto se encontrarán con una represión en las filas anarcosindicalistas a la llegada de Castro al poder; advertirán en sus publicaciones sobre el centralismo estatal y el autoritarismo, señalarán la excesiva influencia del Partido Comunista Cubano y reclamarán democracia en los sindicatos. La autogestión y la emancipación de la clase trabajadora estarán, una vez más, muy alejadas de la praxis comunista; la deriva del Estado cubano, con su falta de libertad y de iniciativa propia, estaba cada vez más cerca del totalitarismo soviético. Conscientes de este desastre los anarquistas, en 1960 existió una Declaración de Principios llevada a cabo por la Agrupación Sindicalista Libertaria (siglas que escondían, por miedo a la represión, a la Asociación Libertaria de Cuba) en la que se atacaba al Estado de todas las formas posibles, al centralismo agrario propuesto por la Reforma Agraria Gubernamental, así como al nacionalismo, al militarismo y al imperialismo. Los anarquistas hacían énfasis una vez más en la libertad individual (como base para la libertad colectiva), en el federalismo y en la educación libre. Era un sincero y feroz ataque ideológico a la llamada Revolución Cubana, y las acusaciones a sus autores de estar a sueldo de los Estados Unidos no tardaron en llegar. Acusaciones que, desgraciadamente, llegan hasta nuestros días contra todos aquellos críticos con la dictadura de Castro. Después de aquello, el anarcosindicalismo no pudo ejercerse al erradicarse la libertad de prensa y no poder hacerse propaganda de las ideas. Pocos militantes quedaron en Cuba, sufriendo un miserable despotismo. A mediados de 1960 comenzó el éxodo de los anarquistas hacia Estados Unidos, país elegido numerosas veces por aquellos perseguidos que lo consideraban un lugar con oportunidad de ganarse el sustento y también por su cercanía para proseguir la lucha. En el verano de 1961 se constituyó en Nueva York el Movimiento Libertario Cubano en el Exilio (MLCE); paralelamente, nació en Miami otro grupo similar. Por otra parte, en agosto de 1961 se publicó en Santiago de Chile un panfleto firmado por la Federación Anarquista Internacional con el nombre de Manifiesto de los anarquistas de Chile sobre la Revolución Cubana ante los imperialismos yanqui y ruso, que tuvo una pobre distribución y sufrió el boicoteo marxista; en él se denunciaba el castrismo por primera vez a nivel hemisférico y seguía la misma línea del publicado en La Habana por los libertarios. La posición anarquista con respecto al castrismo estaba ya clara, a pesar de las ambigüedades de ciertas figuras del anarquismo internacional, especialmente en Europa. Mas la incansable actividad intelectual de algunos anarquistas cubanos hace que se exponga con claridad meridiana conceptos como los siguientes: "expropiar empresas capitalistas, entregándolas a los obreros y técnicos, eso es revolución"; "pero convertirlas en monopolios estatales en los que el único derecho del productor es obedecer, esto es contrarrevolución". En 1963 vio la luz en Buenos Aires un folleto de cerca de 100 páginas llamado Revolución y dictadura en Cuba, escrito por el anarquista cubano Abelardo Iglesias, donde se especifican la sumisión a la política exterior soviética y la "táctica correcta" que supone la "Guerra revolucionaria". No obstante, como señala Frank Fernández en su libro El anarquismo en Cuba -Fundación Anselmo Lorenzo, 2000-, a finales de la década la propaganda del castrismo parecía estar ganando la batalla y demasiados medios libertarios de Europa y América Latina tendían cada vez más a apoyar la Revolución Cubana, teniendo que soportar el MLCE nuevas acusaciones de estar al servicio de la reacción. Fernández sitúa un punto de inflexión con la publicación en 1976 en Canadá del libro The Cuban Revolution: A Critical Perspective (La Revolución cubana: un enfoque crítico), de Sam Dolgoff, excelentemente distribuido y que "hizo un impacto demoledor entre las izquierdas en general y los anarquistas en particular". El libro constituyó un certero enfoque crítico del castrismo, recogiendo la lucha del MLCE y propiciando su reconocimiento internacional.

Numerosas personas que se consideran progresistas se muestran condescendientes con la "revolución" cubana, debido al rechazo al monstruo estadounidense y su criminal bloqueo -tan criminal como el bloqueo al que somete Castro a la población cubana-. No es posible elegir entre lo malo y lo peor, como tantas veces nos indica un pobre análisis de la realidad, debe existir una vía que asegure la justicia y la libertad: la respuesta está en las proposiciones libertarias, llevadas a cabo en su momento histórico por pioneros de la cuestión social y que han sufrido y resistido en Cuba desde el colonialismo español hasta el actual sistema totalitario. El régimen cubano, al margen de su despotismo, me parece doblemente perverso: por la triste magnificación de sus logros, y por dotarse de una autoridad moral apoyada en su supuesta naturaleza revolucionaria. Creo en la revolución social -naturalmente, hay toda una discusión en el concepto; igualmente en el de "reforma"-, lo que rechazo es esa pureza revolucionaria -Ernesto Guevara habló de hombres con "una conciencia revolucionaria superior"- que, copiando los patrones religiosos, conduce a la persecución religiosa y al castigo de herejes.

El futuro es nebuloso para la Isla después de la desaparición de Fidel Castro; su hermano Raúl parece empeñado en hacer llegar el mensaje a los Estados Unidos de que Cuba no es la URSS ni existe una figura parecida a Gorbachov que lidere una supuesta transición -¿una transición hacia dónde?, penoso ejemplo el de la Rusia actual, pero del agrado del depredador norteamericano-. Sí parece existir un debate sobre el fin del caudillismo si desaparecen las figuras principales del Régimen; mal que le pese a cierta izquierda, Castro ha supuesto una continuidad histórica en ese aspecto. No obstante, la capacidad de Fidel de perpetuar su legado es digna de asombro; hay quien sostiene que Cuba ya ha entrado en una nueva etapa y que la sucesión es un hecho: el Partido Comunista de Cuba sería el heredero legítimo del legado fundacional de Castro. Más allá de toda esta retórica propagandística, la cuestión está también en qué pasará con el modelo económico estatalista, es perentoria la liberación de ese monopolio absoluto; la libertad individual resulta imprescindible, sin dejar la isla en manos del capitalismo. El modelo centralista ha demostrado su incapacidad para cubrir las necesidades de más de 11 millones de cubanos, no todo puede ser atribuible al bloqueo. Aunque Castro siempre se negó a ese camino, otra triste vía, dentro de esta continuidad comunista, sería la aplicación del modelo chino: aperturismo hacia el capitalismo e integración en la Organización Mundial del Comercio. Que los propios cubanos decidan su futuro económico, así como en todos los aspectos de la vida, la respuesta siempre será una mayor profundización democrática, sin represión interna, sin injerencias autoritarias externas, ni aplicación de modelos ajenos a la población. Como Frank Fernández menciona al final de su libro, el discurso anarquista no ha muerto en cuba; su tradición de lucha, a diferencia del marxismo, continúa vigente y propiciará un renacimiento "de un arquetipo elevado de la condición humana".

Un monopolio absoluto sobre la vida del ciudadano, dictadura militar y estado policial en toda regla, una propaganda totalmente controlada y reducida a proclamas... imposible resulta justificar un régimen, y mucho menos desde una perspectiva libertaria, a pesar de sus repetidos logros en educación -con la sombra constante del adoctrinamiento político, no lo olvidemos- y sanidad. Como ya he comentado en ese breve apunte sobre el anarquismo en Cuba, en el régimen castrista están prohibidas las ideas libertarias -cosa que no debe extrañar a nadie con dos dedos de frente-, no hay ninguna posibilidad de que florezca un movimiento anarquista, que tiene que mostrarse forzosamente latente en todos los rincones del planeta -me atrevo a decir que es algo inherente a la condición humana-. Así es y así me atrevo a decirlo, a pesar de las previsibles acusaciones de todo tipo: en nuestra débil democracia electiva, y en el injusto y embrutecedor sistema capitalista, existe la posibilidad de organizarse, instruirse y crecer individual y colectivamente en el movimiento libertario; existe la posibilidad de seguir luchando, cosa que en el sistema totalitario cubano no. ¿Que el Estado, sea cual sea su forma, se enfrentará a quien lo combate? Por supuesto, pero hasta que ese momento llegue debemos demostrar que las ideas y la acción anarquista se muestran vivas y en desarrollo, debemos demostrar que nuestras ideas están presentes en la sociedad y llenas de fuerza; personalmente, rechazo a priori todo proyecto utópico pospuesto para una sociedad futura, ya que el propósito es que no exista división entre ideas y praxis. El socialismo de Estado ya es historia, basta de falsos mitos, su fracaso ha sido una triste realidad; habrá quien todavía sostenga que en las grandes revoluciones marxistas pudo haber una orientación libertaria, lo dudo mucho: ejecución, cárcel o exilio ha sido lo que ha esperado a los anarquistas, y a toda oposición, en esos regímenes. Los anarquistas no debemos posponer la ética para una supuesta sociedad futura, la ética debe ser también un medio para la consecución de todo bello fin; es por eso que me resulta lamentable toda mitificación de una acción violenta o la arbitraria connivencia con aquellos (tan deseosos de convertirse en Estado) que adoptan la lucha armada contra un Estado o contra el sistema capitalista.

José María Fernández Paniagua

Artículo publicado en el periódico anarquista Tierra y libertad núm.231 (octubre 2007

Historia del anarquismo en Cuba




Frank Fernández


Frank Fernández


Carlos M. Estefanía


Carlos M. Estefanía


Carlos M. Estefanía


Carlos M. Estefanía


Carlos M. Estefanía


Daniel Barret

EL MOVIMIENTO ANARQUISTA EN CUBA: HISTORIA Y ACTUALIDAD




I. Anarquismo hoy en Cuba

(Artículo enviado a CORREO A por el Colectivo Guangara Libertaria de Miami. Rué publicado en versión mas extensa en CNT, # 140, agosto 1992)

Para poder explicar las condiciones existentes dentro y fuera de la Isla y tratar al menos de hacer inventario, producir un informe coherente o gritar nuestra verdad, es necesario revisar a "grosso modo" los últimos 30 años del castrismo.

Triunfo del castrismo y "apoyo crítico" externo

Antes del triunfo revolucionario los anarquistas cubanos se agrupaban dentro de la Asociación Libertaria de Cuba (ALC), una organización de relativa membresía y pocos recursos que actuaba con efectividad dentro del campo sindical. La opinión generalizada era anti-Batista y muchos compañeros participaron activamente en la lucha armada. Por otra parte, y dentro de las ideas, la figura de Fidel Castro no era muy popular en los medios ácratas, debido a su formación y a su conducta anterior. Se apoyaba en esos momentos a otros organismos revolucionarios y no precisamente al liderado por Castro.

El triunfo de Castro en 1959 fue recibido con júbilo por todo el pueblo de Cuba y naturalmente por los componentes de la ALC. Sin embargo, las medidas arbitrarias que tomó el gobierno dentro de los sindicatos obreros, en nombre de la revolución y con el apoyo de los comunistas cubanos, hizo cambiar esta posición por parte de la ALC y comenzó a dudar de las verdaderas intenciones de los revolucionarios.

Para 1960, y después de una polémica con los comunistas ya dentro del gobierno, comenzó una persecución contra los militantes anarquistas que se encontraban en la oposición. La receta castrista fue  como sigue siendo, el paredón, la cárcel o el destierro. Abnegados compañeros fueron pasados por las armas, condenados a largas penas carcelarias u obligados a desterrarse. Este fue un golpe de muerte para las ideas libertarias dentro de Cuba y el aparente final de muchos sacrificios.

En Cuba quedaron algunos compañeros sumergidos e impotentes por la represión hasta su desaparición definitiva, olvidados por los anarquistas a nivel internacional que poco o nada se preocuparon por su suerte.

En el exilio se funda en 1961 el Movimiento Libertario Cubano en el Exilio (MLCE), con la intención de combatir a Castro y tratar de aliviar la situación de presos y olvidados. Durante una década se hace un esfuerzo sobrehumano para tratar de persuadir a medio mundo libertario de la razón de nuestra causa. La indiferencia, el silencio o la franca antipatía son el resultado de estas gestiones que terminan en disputas y argumentos ácidos.

Ahora, después de 30 años, el panorama solidario no ha cambiado. Todavía, de forma inexplicable, la "Revolución Cubana", que es como gustan llamar al castrismo las "izquierdas", sigue teniendo ese respaldo y ese "apoyo crítico" como al principio. Como hemos escrito en otro lugar, el "apoyo crítico" es una consigna para el consumo exterior y nunca interior, y se basa principalmente en una forma de pensar estrictamente totalitaria o maniqueísta: "con la revolución y contra el imperialismo", aquellos que no nos apoyen estan a favor de los yankis y, por lo tanto, son considerados como reaccionarios. Este tipo de pensamiento es el mismo, pero al revés, del que planteaban Hitler, Mussolini y Franco.

Por supuesto, la propaganda castrista a nivel mundial ha repetido esta consigna con todo el vigor de sus dólares y sus invitaciones gratis a Cuba, y nunca han faltado amanuenses y escribas capaces de oscurecer la realidad cubana con sermones y parabolas. Todo lo cual nos conduce por el camino de una visión objetiva de la Cuba de hoy. Una isla arruinada moral, física y económicamente donde sus habitantes desafían cualquier peligro para poder escapar y donde irónicamente los funerales son gratis. Una larga satrapia oprime a nuestro pueblo y cuando alguien denuncia el crimen, lo acusan de estar pagado o al servicio del imperialismo. sin embargo, la realidad es evidente, lo puede comprobar cualquier viajero curioso y cito el caso del compañero australiano Peter MacGregor, que como profesor de la Universidad de Western Sydney, visitó la isla en diciembre de 1991, a propósito de un Festival de Cine. Su informe no deja duda de la situacion desesperada del pueblo.

Un Sistema en Bancarrota

La Cuba de hoy es una finca inmensa en manos de un mayoral cruel y sanguinario que no vacila en escalar la represión con tal de poder seguir mandando. Cuba carece de cualquier tipo de libertad ya individual ya colectiva. Después del desplome del "ancien regime" soviético, la crisis económica es de proporciones catastróficas y de la frugalidad alimenticia se pasa diariamente a la necesidad mas paupérrima. El combustible escasea y, como es natural, la producción baja a niveles desastrosos. La clase obrera ha perdido todos sus derechos y todos los sindicatos son organismos estatales, la protesta es un delito y la huelga es un crimen. Todo esto podrá parecer exagerado y en realidad lo es. Yo invito a cualquier compañero que quiera comprobar estos hechos a que visite Cuba, tal como lo hizo Mac Gregor y después use estas mismas páginas para decir lo que vió y oyó, porque si como decía Anselmo Lorenzo, que "para ser anarquista lo primero que se necesitaba era ser justo", me gustaría apelar a esa justicia de cualquier compañero para comprobar lo aqui escrito.

El ultimo reducto del castrismo es una maquinaria propagandística eficiente e imaginativa. Hace poco la vimos funcionando a raíz del viaje de Castro a la península ibérica, para celebrar con el resto de los corruptos gobernantes el V Centenario del genocidio, justificando con su presencia 500 años de ignominias en este continente por parte de la "madre patria" y otras no menos crueles madrastras. En esa oportunidad pudimos también comprobar hasta que punto funciona la hipocresía de las "izquierdas" cuando al tener que repudiar a todos los gobiernos que se han prestado a esta celebración", pasaron por alto o silenciaron la aportación castrista al evento.

En los últimos tres años y con el deterioro de la ayuda rusa, el desempleo aumenta de forma geométrica, el sistema gratuito de salud pública carece de tecnología moderna y la escasez de medicina es alarmante, y en cuanto a la educación, que va acompañada de una complicidad con el sistema y un "trabajo agrícola voluntario", carece de cualquier tipo de crítica y humanismo. Los estudiantes no pueden pensar en libertad ni discutir, escoger o criticar el sistema educativo.

A los anarquistas cubanos, expulsados de Cuba hace muchos años y que somos los únicos que representan las ideas libertarias dentro de nuestro pueblo, calumniados, incomprendidos y hasta traicionados por nuestros propios compañeros nos tocará la triste misión de ser los últimos representantes del Ideal en la Isla. La responsabilidad es sólo nuestra y esperamos estar a la altura de nuestro destino futuro.

No somos hombres de milagros ni de recompensas, pero sí les podemos asegurar que con el mismo tesón y paciencia con que hemos resistido el destierro, comenzaremos en Cuba a sembrar de nuevo y a abonar "arbol de la libertad" del que escribiera hace más de un siglo el anarquista cubano Enrique Roig San Martin.

F r a n k F e r n á n d e z

(CORREO A, # 21, pp. 14-15; enero 1993)

II. Los Anarquistas Olvidados

En lo profundo de los calabozos de una de las mas notorias prisiones cubanas, se encuentra un militante anarcosindicalista que cree que ha sido olvidado para siempre. Angel Donato Martinez es uno de los pocos miembros que restan del grupo Zapata, una agrupación agraria anarcosindicalista que apareció al comienzo de de los 80 para desafiar las prácticas stalinistas del régimen.

El grupo se consideró seguidor de la tradición de los grandes revolucionarios mexicanos Emiliano Zapata y Ricardo Flores Magón; participaron en la agitación industrial y la sindicalización. Como los sindicatos libres no eran tolerados, los miembros de este colectivo se vieron obligados a actuar clandestinamente. En 1982 tuvieron lugar varias huelgas en gran escala. Las autoridades decidieron apretar los tornillos y librarse de los activistas huelgarios. La policía actuó con cautela y capturó a 20 miembros del grupo Zapata. Fueron acusados de tratar de organizar un sindicato independiente y de sabotaje industrial.

Una de los 20 detenidos, Caridad Paron, murió en prisión, víctima de torturas aplicadas en el centro de interrogatorios de la Villa Marista. Otros cinco fueron sentenciados a muerte. Exilados anarquistas comenzaron inmediatamente una campaña para salvarlos. Se enviaron comunicaciones relatando su situación a todo el mundo. Muchos de esos mensajes no llegaron a su destino, se suprimió la información sobre esta campaña y algunos no podían creer que este tipo de cosas pudiera suceder en Cuba, subrayándose la ignorancia general de muchos fuera de la isla acerca del verdadero cuadro de lo que sucedía en ese país. En consecuencia, el apoyo internacional se redujo a los desterrados en Centroamerica y los EE. UU.

Como resultado de ese apoyo, se conmutaron las sentencias de muerte para los cinco por largas condenas de prisión. Hoy se conoce solo el destino de uno de ellos, Donato, mientras que los otros cuatro pueden estar todavía en prisión o quizás muertos. Se cree que Donato puede estar en la carcel del Combinado del Este, cerca de La Habana. No se tiene información precisa acerca de sus condiciones actuales. Los que lo apoyan en el exilio piensan que su situacion mejoraría si aumenta el interés por su caso en el extranjero.

A lo largo de los años, el tratamiento a los anarquistas y sindicalistas agrarios cubanos - que demandan libertad, tierra y colectivización - ha sido de persecución, prisión y - con frecuencia - la muerte. Suele ocurrir que para los activistas no haya lugar en la cárcel sino que son asesinados por la represión. Desde 1982 se conoce de varios militantes que terminaron sus días de esa forma. Ramon Toledo Lugo y Armando Hernandez fueron asesinados por escuadrones de la muerte. A otros se les condenó a 30 años de prisión como a los hermanos Carlos, David y Jorge Cardo, a Jesus Varda, a Israel Lopez Toledo y a Timoteo Toledo Lugo. Cambien las esposas de algunos de ellos fueron apresadas bajo cargo de conspiración.

Todo esto representa solo una pequeña fracción de la lucha anarquista y sindicalista en Cuba. Las acciones han sido aisladas pero continuas, procurándose desde hace tiempo su extensión y el conocimiento internacional de ellas.

Traducido del vocero anarquista ingles BLACK FLAG, # 195, nov.-dic. 1989

(CORREO A, # 12, p. 15; febrero 1990)